martes, 10 de agosto de 2010

UNA PREGUNTA PARA EL HERMANO ANDRES





La playa estaba llena de turistas, dice el Hermano Andrés en su crónica del Patía, y aunque estaban lejos de mi vista, me di cuenta que eran turistas nudistas, por los binóculos, que me dejaron ver, que sin ningún recato, ni disimulo, los turistas estaban tirando en la playa… latas de cerveza, paquetes de papitas, botellas de plástico y toda la basura que traían de la ciudad.
En las fotos del Hermano Andrés, las turistas nudistas no se ven. Pero se ven unas palmeras que han madrugado a coger los mejores puestos en la playa, y como el viento les levanta las faldas, cualquiera les puede ver los cocos.
El Hermano Andrés, llegó a la desembocadura del Patía a las siete de la mañana, cuando los cangrejos estaban desayunando sobre la playa. Dice que los cangrejos son tenaces con sus tenazas, los únicos animales que comen con cubiertos. Que lo vieron llegar de lejos, pues tienen los ojos bien abiertos encima de la cabeza, y se escaparon a sus huecos, caminando como bailarinas de ballet. El Hermano curioso se acercó a mirar aquello que comían y eran unos roscones que habían dejado, desde la noche anterior, los turistas en cuclillas. De eso no quiso poner fotos.
La playa estaba untada de anoche, continúa la crónica que se puede ver en internet, estaba mojada, porque el mar había pasado la noche con ella. Dizque empezó besándole los pies, con ese ir y venir tan seductor y ese jadeo, hasta que se le echó encima y la dejó llena de espuma. Cuando el Hermano Andrés llegó a la playa, ya le había bajado la marea. El mar se madrugó a buscar sardinas, viejo verde, pero dejó tan húmeda la arena, que el Hermano se hundía, dejando las huellas profundas de sus pies, número cuarenta y tres.
Hay también un video, donde se ven los delfines cabalgando las olas como surfistas y los pelícanos, por el contrario, flotando muy serenos, pues tienen el sustento asegurado; les basta meter su cucharón al agua, como si el mar fuera una sopa de pescado. Se ven pargos, meros, róbalos y carpas… ¿Para qué carpas debajo del agua? Se ven dos tiburoncitos chiquitos con su mamá, y ella bregando a que se coman toda la marsopa. En el mar también hay ecología, dice el Hermano, La anguila eléctrica, por ejemplo, se desconecta de día, para ahorrar energía. Y el último que se acuesta apaga las focas.
Las famosas ballenas asesinas, son un mito, aclara el Hermano, la ballena es pacífica, amorosa con sus crías y canta bajo el agua, porque tiene oído musical. Ella sólo asesina, cuando algún hombre engreído, Diomedes Díaz por ejemplo, intenta tocarle uno de sus ballenatos.


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