martes, 5 de octubre de 2010

poema de Elias Mejia


DESPUÉS DE SOBREACTUADO, EL ARTISTA HACE BALANCE

A Elmo Valencia

Sientes cuando te dan la espalda

sin dártela.

Exudan fatiga.

La anécdota está incompleta

y la atención, dispersa.

Caes.

Unas pequeñas manos invisibles

tratan de aferrarse al borde

limoso de la palabra;

pero resbalas,

resbalas;

te hundes en el vacío

de los silbidos

y no sabes qué hacer.

Mañana, afligido aún,

pensarás que debiste

haber terminado la charla

en el único momento

en que mostraron los dientes

y carcajearon;

haberlos dejado suspendidos

de la alegría,

atrapados en pleno vuelo,

con las alas abiertas,

la cabeza atravesada

por un alfiler.