DUDAS SOBRE EL HERMANO ANDRES

Por Jorge Eliecer Rueda
Sostiene Jiménez en la crónica del Hermano Andrés, que buscando la vida salvaje, se puede uno meter por cualquier desembocadura de río. Seguro que Fernando sufre los efectos colaterales de una guerra avisada, en un país que ocupa el segundo lugar en millones de desplazados por todo tipo de violencia, después del Sudan africano.
Sostiene Jiménez sin ruborizarse, que las gaviotas son indignas y mendigantes. Pienso que Manuel debe cantar como en los años sesenta: Qué culpa tiene el tomate, la lavandera Mercé, el muslito del pollo pollón, si de manera bochornosa vemos al abogado paisa, de estatura napoleónica, rogar por nosotros ante los gringos rubios, para que nos firmen las sobras de un tratado internacional, que coloca nuestra economía sostenible a merced de los tiburones financieros globalizados. Lo leyó, lo leyó, la gaviota te leyó.
Sostiene Jiménez que las costumbres humanas han contaminado la dieta de algunos animales. Los pocos que leemos a Manuel, no volveremos a disfrutar tranquilos de una mariscada en la playa, pues nos acabamos de enterar que los cangrejos se alimentan de los surullos abandonados por turistas mierderos.
Sostiene Jiménez que las mariposas salen todos los días bien vestidas, pero no habla nada de los mariposos tuneados que se pavonean por las playas llenos de Orgullo.
Se entretiene Jiménez mezclando géneros, haciendo coincidir voces homófonas y cacofonías, para desvirtuar los gritos y susurros que lanzan las cacatúas, loras, papagayos, guacamayas, guacharacas, cuando ven llegar al “homos horribilis” por la desembocadura del Patía.
Sostiene Jiménez que la selva es muy ruidosa y que el grito del Caitolé(algo así como canta Diomedes) lo asusta desde su infancia. Sabemos que el Flaco ha sufrido a los paseantes que viajan cantando tinguis tiringuis tinguis diversos, gritos vagabundos, lamentos borinqueños, guarachas cubanas y de vez en cuando los quejidos de Camarón De La Isla, quien se dejó llevar por la corriente de algunos “golfos”. No es de extrañar entonces, que silbe la serpiente, que la guacamaya dé el cante y que el zancudo picudo se hinche hasta el vómito, de la malasangre del Hermano Andrés. La selva ya no es virgen, es campo de batalla asaltada por tierra, mar y aire. No hay ser viviente que viva tranquilo en la manigua, pues algunas ovejas negras sufren las balas perdidas o en el juego del revés, algunos balas perdidas se ensañan hasta con el animal que llevan dentro.
Jiménez sostiene que es cierto que escribió la crónica con apatía, con ciertos prejuicios y mirando al sur, pues su corazón limita al norte con los marineros rubios, que se saltan las reglas de juego diseñadas para las plataformas continentales, porque aquí en Colombia no hacemos respetar la casa de la niña Mercé, ni a los fosforescentes caballos marinos, ni los caminos de algas y de coral. Y la negra Mercé, ya no sabe qué hacer.
Jiménez sostiene en su relato de la empatía, que nos gozaríamos sus chistes por verdes, pero los patos lacados, como las zorras zorrísimas, somos así de burleteros y no le sostenemos la risa a ningún Jiménez, que además en asuntos ecológicos está viche como los plátanos y hartón, por ser un maduro que parió su madre Rosarito en la década de los años sin cuenta.
Sostiene Jiménez, que por Youtube podemos ver fauna y flora variada desde Punta Ardita hasta la desembocadura del Rio Mataje. Parece ser que Manuel Fernando y el Hermano Andrés, nos plantearan la disyuntiva de seguir viendo el violento Pacífico por Animal Planet o en su defecto llegar allí, ocupar toda la cabecera de playa untada de anoche, llena de espuma y enmierdarnos.
Flacuchento, toda esta parrafada, para comentar tu pregunta para el Hermano Andrés y de paso recomendar el magnífico libro de Antonio Tabucchi, titulado Sostiene Pereira. Obra hermosa, que fue llevada al cine por Roberto Faenza.
Cuando finalmente Pereira haya comprendido el verda­dero sentido de su vida, que es necesario tomar partido hasta mancharse, caminará entre las gen­tes decidido, por fin sin miedo a la muerte.”
Posdata:
Nos informa Manuel Fernando Jiménez, engendrado por Don Manuel, que busca un linotipista que tenga un mimeógrafo o que sepa aplicar la técnica del esténcil para imprimir su novela: Una Historia de Rosado Arrojo. Pero lo que nos sorprende del Flaco, es que teniendo musas que le escriban, no tenga editorial que le publique.
Un abrazo sostenido, Manuel Fernando, eres una voz del acontista.
Yo te saludo, en unión…
FE DE ERRATAS.
Donde dice debe decir, debe decir donde dice.
La primera tiene relación con el título.
¿Sesos tiene Jiménez?
¿Sexo tiene Jiménez?
Al final debe ir titulado como: ¿SE SOSTIENE JIMENEZ?
La segunda errata dice así:
La lavandera Mercé.
Yo quería que fuera una lavandera mechimona o mejor aún, una lavandera blancaorejinegra, porque sostiene Jiménez de manera racista que todas las lavanderas son negras. Mercé, al leer tu artículo, quería romperte la múcura en la crisma o la palangana en el culo. La verdad es que no encontré otra canción más apropiada que la negra Mercé. Ella ha querido dejar constancia por escribo, su voz de protesta:
La lavandera tiene nombre propio, no hay color. Quiero decirle al doctorcito ese, que es muy fácil acusarla a una de lavar en el río. Claro, como los urbanitas como el escritorcito ese, tiene acueducto y alcantarillado en su casa, cree que las demás podemos plantearnos mantener limpio el entorno. A ver si tiene narices, ya que es un iletrado de la universida y presenta una tutela para que le quiten la licencia a Fab para la ropa y a Top para limpiar. A ver si es tan macho el bocón ese y acaba con el jabón Rey y así podemos volver al jabón de tierra. ¿Cómo le quedó el ojo, Don Fernandito?
Transcrito queda Merche. Sin palabras.
La tercera errata se refiere las Gaviotas.
Las gaviotas dicen que ellas no van a perder tiempo leyendo a un prejuiciado ecológico como Fernando y, protestan por el siguiente párrafo: La gaviota lo leyó.
Ellas quieren verte por las playas del Pacifico para cagarte en la cocorota. Ahora sí que están indignadas. Lo que pasó es que Rafael Alberti no quiso prestarme el poema de las gaviotas. Así que debe leerse: La gaviota te cagó.
De los cangrejos, ya ni te cuento. Cucarrón mierdero, su…
La cuarta errata habla de los golfos.
Donde dice: Se dejo llevar por la corriente de algunos golfos.
Pues debe escribirse: Se dejo llevar por la corriente de algunos “golfos”.
Lo que pasa es que Camarón le decía los médicos que él solo tenía cuatro cositas malas: El tabaco, el alcohol, la coca y el hachís. Camarón, Revolucionario del flamenco, murió a los 41 años, probablemente porque los pulmones no le aguantaron más su hermoso cante.
A la quinta va la vencida.
Ya sé que Usted no sostiene que escribió la crónica con apatía y con ciertos prejuicios. Aquí le propongo que lea: Jiménez sostiene que escribió la crónica en una tarde bochornosa y mirando al sur…
Aquí debo decir y le digo, que acepto otros correctivos.
Gringos rubios ya no es pleonasmo, desde que llegó Obama a la presidencia de EEUU, nos dimos cuenta que allí hay ciudadanos de color negro, morados de la rabia, verdes de la envidia y rojos de la ira.
En cuando a enmierdarse. Quiero decir que en el francés los gabachos dicen: Emmerde.
Nous nous emmerdons, pero no me cuadraba embadurnarse, untarse, mancharse.
El resto de pifias pues me las relatas en otra nota tuya.
Tu pato lacado de siempre,
Jorgeliécer.