DESPUÉS DE SOBREACTUADO, EL ARTISTA HACE BALANCE
A Elmo Valencia
Sientes cuando te dan la espalda
sin dártela.
Exudan fatiga.
La anécdota está incompleta
y la atención, dispersa.
Caes.
Unas pequeñas manos invisibles
tratan de aferrarse al borde
limoso de la palabra;
pero resbalas,
resbalas;
te hundes en el vacío
de los silbidos
y no sabes qué hacer.
Mañana, afligido aún,
pensarás que debiste
haber terminado la charla
en el único momento
en que mostraron los dientes
y carcajearon;
haberlos dejado suspendidos
de la alegría,
atrapados en pleno vuelo,
con las alas abiertas,
la cabeza atravesada
por un alfiler.
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